Matalascañas o Torre de la Higuera es un núcleo costero perteneciente al término municipal de Almonte en la provincia de Huelva, al suroeste de la comunidad autónoma de Andalucía, en España. Está rodeado completamente por el parque nacional y natural de Doñana, al cual ocasiona graves daños mediambientales.[1][2][3][4][5][6] Fundado en 1972, su población sufre una gran variación entre invierno y verano, por ser principalmente zona de veraneo, siendo la playa más cercana a Sevilla (64 km), unos 99 km por carretera (70 minutos). Recibe un aproximado de 150 mil veraneantes anuales.[6] La urbanización consta de dos iglesias, un centro de salud abierto todo el año y puestos de socorro durante la temporada alta, cuatro farmacias, autobús urbano y apeadero de autobuses interurbanos con conexiones a Huelva, Mazagón, Palos de la Frontera, Almonte y Sevilla. En verano, las conexiones aumentan a municipios cercanos del Condado de Huelva, como La Palma del Condado, Rociana del Condado, Paterna del Campo-Villalba del Alcor y Escacena.
Matalascañas | ||
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localidad y entidad singular de población | ||
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![]() ![]() Matalascañas | ||
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País |
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• Com. autónoma | Andalucía | |
• Provincia | Huelva | |
• Comarca | Condado de Huelva | |
• Partido judicial | Almonte | |
Ubicación | 36°59′36″N 6°32′36″O | |
• Altitud |
20 msnm (mín: 0 Mar, máx: 30) | |
Población | 2450 hab. (2018) | |
Código postal | 21760 | |
Pref. telefónico | 959 | |
Este núcleo urbano ha generado problemas medioambientales al Parque de Doñana por la sobreexplotación de acuíferos. Ante la inacción de las autoridades españolas, en 2019 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea denunció a España por infringir la Directiva Marco sobre el Agua por las extracciones destinadas a Matalascañas y al cultivo de la fresa.[1]
Aunque se desconoce el origen exacto del nombre, probablemente Matalascañas provenga de una contracción de «mata de las cañas».[7] Una «mata» una porción de terreno poblado de árboles de una misma especie,[2] mientras que «caña» hace referencia a los tallos erectos y alargados de ciertas plantas, como los juncos, que se utilizan como fibras naturales en cordelería.[8] Esto es porque en algunas dunas y corrales de las zonas costeras de Doñana se pueden encontrar lagunas o marismas temporales en las cuales crecen junqueras, es decir, matas de juncos (principalmente, Juncus acutus, J. maritimus, J. effusus, J. conglomeratus y Scirpus holoschoenus).[9] Por lo tanto, probablemente Matalascañas fue anteriormente un «lugar poblado de juncos».
Cabe mencionar que en la costa de la luz existen otras playas cuyo nombre local hace referencia a las matas allí presentes, como es el caso de la playa de la Mata Negra, en Punta Umbría[10] o la playa de la Mata del Difunto, también en Almonte.[11]
En 2021 se encontró un yacimiento efímero en la playa con las pisadas de neandertales cazadores-recolectores más antiguas del mundo (106 000 años), que habitaban en la zona de Doñana.[12]
La torre almenara de Matalascañas (Torre de la Higuera, conocida coloquialmente como El tapón [13]) fue mandada construir por Felipe II en 1577 para defender la costa de incursiones berberiscas que solían atacar a barcos o a los pescadores que trabajaban por la zona. Desde Sanlúcar de Barrameda hasta Mazagón se construyeron cinco de estas torres.[14] Aunque la teoría más aceptada es que fue derribada por el terremoto de Lisboa de 1755, el investigador almonteño Javier Coronel demostró en 2016 que «la torre ya había caído 12 años antes del maremoto».[13] Actualmente se encuentra bocabajo en el mar a pocos metros de la orilla; el resto de torres (torre San Jacinto, torre Zabalar, torre del Asperillo, torre Carbonera y torre del Oro) también se encuentran en estado ruinoso.
A pesar de estar frente al mar, el extenso territorio de Doñana está poco transformado y poblado por el ser humano, debido en parte a su inaccesibilidad.[15] Por ello, es una de las áreas naturales litorales más valiosas del continente europeo.
Antes de que existiese Matalascañas, ya era común que los vecinos de pueblos como Almonte o Pilas visitasen sus playas en época estival. Se trasladaban a pequeñas construcciones efímeras hechas de enea, típicas de Doñana, para pasar el verano.[16]
En 1924, el arqueólogo alemán Adolf Schulten se acercó al área donde más tarde existiría Matalascañas para buscar ruinas de la cultura tartéssica y de la mítica Atlántida (concretamente en el Cerro del Trigo y la Punta Malandar). Aunque su expedición fracasó, encontró varios yacimientos romanos y una factoría de salazón del siglo III, que evidenciaba la actividad pesquera en la zona desde esa época.[17]
Durante la época franquista se plantó el eucalipto para impulsar la industria maderera, y actualmente es una especie invasora de la zona. Además, se desecaron varias marismas y se modificó el curso de ríos. En 1940, el marqués de Bonanza vendió las tierras del coto de Doñana a don Salvador Noguera Pérez y al marqués del Mérito.[18] En 1962, la sociedad mercantil Coto de Doñana, S.A., compuesta por Noguera, el marqués de Mérito y don González-Gordon, vendieron 700 hectáreas de Doñana (una franja de costa de 7 km) a la sociedad HIRTA S.A., a cargo de don René Gordon.[17] La historia de Doñana y Matalascañas está ligada a la familia González-Gordon, tradicionalmente dedicada a las bodegas vinícolas de Jerez. Cabe destacar a Mauricio González-Gordon que defendió la conservación natural de Doñana y donó tierras al Gobierno para la creación del parque nacional (1969).[19]
En 1966 se presentó el Plan de Ordenación de la urbanización de Matalascañas. Se declaró en 1968 como Centro de Interés Turístico Nacional por el Ministerio de Información y Turismo, hecho que amparaba e impulsaba decididamente el proyecto, cuya ejecución se inició en 1972. Sin embargo, la crisis del petróleo de 1973 paralizó el proceso.[15]
El suministro de agua se realizaba desde los acuíferos del Parque, y la construcción de la carretera supuso una barrera muy dañina para la fauna de este espacio protegido. Además, la existencia de esta urbanización, por entonces fallida, creó expectativas y alentó la creación de nuevos proyectos en el litoral, como el conocido “World Hotel”, que preveía una ciudad de 32 000 habitantes entre Matalascañas y Mazagón, sucedida por otra iniciativa: “Costa Doñana”, de parecidas proporciones.Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA)[15]
En 1973 se crea el Club de Pesca, más tarde Club Náutico y de Pesca de Matalascañas.[17]
En 1974 se grabó en Matalascañas la película El viento y el león, debido a su árido paisaje de dunas. Este hecho motivó a que se grabasen en la zona otras tantas: Mi bello legionario (1977), Montoyas y Tarantos (1989) y escenas de la serie Curro Jiménez (1976-1978). Desde 1980, Matalascañas se presenta en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR) bajo el nombre «Matalascañas-Almonte». [17]
En 2013, Matalascañas tenía 2583 habitantes de derecho, que en verano se multiplican hasta cerca de los 100 000.
En julio de 2017 se produjo uno de los peores incendios forestales que ha vivido la zona, con alrededor de 8500 hectáreas quemadas, cortándose las carreteras y aislando a los miles de veraneantes que se encontraban en ese momento en Matalascañas (véase: Incendio forestal de Doñana de 2017). El 88 % del área quemada estaba protegida. Se dijo que en 2019 comenzaría la reforestación, aunque desde la Junta de Andalucía no se ha publicado ningún plan para ello.[20]
En 2018, el ayuntamiento de Almonte, presidido por Rocío Espinosa (PSOE) aprobó un cambio en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Matalascañas, permitiendo entre un 50 y un 100% más de plazas hoteleras para «dar un impulso a la actividad turística a través de la ampliación y recualificación hotelera».[21]
La construcción de esta urbanización en los años 1970 supuso una herida de muerte para Doñana, calificado como una de las áreas naturales más valiosas del mundo. Hasta entonces, los recursos naturales del parque eran explotados pero de forma sostenible, lo que ha permitido su conservación. Con Matalascañas y el cultivo de fresas, la explotación humana del área se ha vuelto insostenible. Los acuíferos que garantizaban la vida natural del parque están siendo agotados y/o contaminados. Además del problema del agua, está la infraestructura necesaria para conectar el núcleo, como las carreteras A-483 y A-494. El gran tránsito que soportan estas carreteras es motivo del atropello de linces ibéricos (animal emblemático del parque y especie en peligro crítico de extinción). El atropello de fauna se ha limitado en los últimos años gracias al correcto vallado del parque en 2007 que, sin embargo, fue polémico cuando empezó a construirse.[22] También se han construido sobre la carretera varios pasos elevados para la fauna.
La WWF denunció a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por las «extracciones desmesuradas de agua subterránea»,[23] que en su mayoría van a regar los cientos de céspedes, jardines y piscinas de Matalascañas, una zona seca que está en proceso de desertificación. La setencia del Tribunal, publicada el 24 de enero del 2019, no deja lugar a dudas: reconoce el «grave daño a la biodiversidad» ante la total inacción de las autoridades españolas, ayuntamientos de la zona y la Junta de Andalucía.[1] WWF recomendó cerrar las captaciones ilegales de agua e implementar un plan para las captaciones dedicadas a Matalascañas,[1] cosa que no está prevista que se haga.
Desde 1989, tanto informes técnicos como estudios científicos han mostrado el alarmante descenso del nivel de la capa freática producido por la extracción de aguas subterráneas para el abastecimiento de la urbanización de Matalascañas.[24]
En el verano de 2022, todas las marismas de Doñana se secaron, incluso aquellas que solían ser permanentes, y el primer hilo de agua en el parque no volvió a brotar hasta el 1 de septiembre, momento en el que los veraneantes dejaban Matalascañas y volvían a sus ciudades. Un estudio científico demostró que cerrando dos de los cinco sondeos legales que nutren la urbanización con agua subterránea (121 litros / segundo), el nivel freático de los humedales subiría hasta 1,3 metros.[6]
El Museo del Mundo Marino, ubicado en medio del parque dunar de Matalascañas, fue inaugurado en 2002 por Manuel Chaves González, y clausurado en 2012 por falta de fondos. Su construcción tuvo una inversión de más de 6 millones de euros. El año antes de su cierre, el Museo arrastraba una deuda con los proveedores de 187 000 €, así como un gran número de deficiencias estructurales que hacían peligrar la seguridad de usuarios y trabajadores.[25] La Junta de Andalucía se ha desentendido totalmente del edificio, que todavía hoy sigue en pie, expoliado y en estado ruinoso, en medio de un espacio natural protegido.
El Ayuntamiento de Almonte, principal propietario del campo de golf de Matalascañas, lo inauguró como «el primer campo de golf ecológico de España», ya que regaba sus campos con agua reutilizada. Sin embargo, la Universidad de Huelva anunció, tras un estudio propio, que «no le salen las cuentas en relación a que este campo use para el riego 100% aguas recicladas», ya que «la depuración de las aguas residuales del municipio no puede tratar los 700.000 m³ que precisan las 60 hectáreas del complejo deportivo».[26] En una investigación dirigida por el periodista Jalis de la Serna, se dio a conocer que ese «agua reutilizada» era en realidad agua extraída del parque nacional,[27] particularmente del acuífero 27 de Doñana.
A finales de 2016 la empresa arrendataria del campo, Doñana de Silva Golf SLU (DSG), anunció el cierre del campo debido a la «pésima calidad de las aguas» que le proporciona el Ayuntamiento.[28] La alcaldesa de Almonte, Rocío Espinosa (PSOE), confesó en una intervención pública que «el campo nunca tuvo permiso de riego». DSG anunció en 2019 que el Campo de Golf de Matalascañas iba a ser subastado por impago del Ayuntamiento, cuya deuda con DSG asciende a los 800 000 €.[29] Además, el campo ha sufrido varios expolios ya que algunos vecinos han observado a personas saliendo del lugar con «palos de golf, impresoras y otros objetos».[30] A fecha de 2022, el campo de golf de Matalascañas está abandonado y «es un secarral».[6]
Las carreteras de acceso a la localidad son muy limitadas debido a la proximidad al parque nacional. Las dos únicas carreteras son:
La longitud de la playa urbana es de 5,5 km. La costa de todo el municipio de Almonte consta de 50 km. La playa de Matalascañas ofrece una arena blanca de grano fino, que varía en densidad de ocupación entre las zonas de Torre la Higuera y El Coto (junto al parque nacional de Doñana). Está dotada con instalaciones hoteleras, zonas de ocio y playas semivírgenes, siendo una de las más largas de la Costa de la Luz.
Gracias a su calidad medioambiental, la Fundación Europea de Educación Ambiental le ha otorgado 16 banderas azules consecutivas (desde 1994 hasta 2009). El Ayuntamiento de Almonte dedicó la rotonda de la playa (una rotonda en el centro de Matalascañas) a las banderas azules que había recibido su playa.[31]
La urbanización de Matalascañas se divide en barrios llamados sectores. Estos están nombrados alfabéticamente de oeste a este de la 'A' a la 'T' (excepto la Ñ). Posteriormente, se le asignó a cada barrio una palabra cuya inicial coincidiera con la letra del sector.
Al este de Matalascañas se encuentran otros siete sectores que forman la urbanización Caño Guerrero y que se nombran de la 'a' a la 'g'. Están administrados por el Ayuntamiento de Almonte conjuntamente con Matalascañas.
Los sectores de Matalascañas y Caño Guerrero:
Mapa:
Un elemento turístico y motivo de visitas es la Torre de la Higuera (también Torre la Higuera, Torre de Almenara o la piedra), una torre almenara mandada construir por Felipe II en el siglo XVI como defensa militar. Hoy en día carece de función militar, sin embargo es el símbolo del pueblo junto al lince ibérico. La torre se ubica en el mar a unos 50 m de la costa, volcada y reducida a ruinas por el terremoto de Lisboa de 1755 que afectó a toda la zona creando un tsunami. Está considerada como Patrimonio Histórico Español. Se la conoce también como "la Peña", "la Roca" o "El Tapón".
El Parque Dunar de Doñana (también conocido como Dunas de Almonte) consta de 130 hectáreas y se encuentra en una ribera dunar fija. El parque se inauguró en 1992 con el fin de crear un espacio verde, minimizar el impacto de la urbe en Doñana y crear un lugar donde poder realizar senderismo costero.[32] El Parque dispone también de una zona para picnics, camping, aparcamiento, un punto de información y se puede dar un paseo por las desérticas dunas en dromedario (Recorridos por las dunas conocidos como "Aires Africanos"), así como un centro hípico en el que se reservan paseos a caballo a Doñana. Dentro del parque, se encuentran, aparte del Museo, el club náutico, el faro y el centro CIECEMA (centro de investigaciones medioambientales, ecológicas y biológicas).
La flora del Parque
Nota: las especies más abundantes están señaladas en negrita. |
La fauna del Parque
Nota: las especies más abundantes están señaladas en negrita. |
Control de autoridades |
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